AKILIA, EL PROYECTO PERSONAL DE MARIO ROVIRA
- distribuidorayvino
- 11 jul
- 2 Min. de lectura
Mario Rovira es el alma y motor de Akilia, un proyecto que nace de su pasión por el vino y de su firme compromiso con la recuperación de viñedos históricos de variedades autóctonas, especialmente la Mencía, en un enclave de gran interés enológico y paisajístico: El Bierzo. Esta región, con su diversidad de suelos y microclimas, ofrece condiciones únicas para elaborar vinos que reflejen la identidad y el carácter de este territorio.
El proyecto se asienta sobre 4 hectáreas de viñedo, divididas en tres parcelas que se trabajan de manera individual para preservar su singularidad: Villarín, Fontairo y Valdesacia. Cada una de ellas cuenta con una orientación, altitud y composición de suelo distintas, lo que permite obtener vinos con una gran riqueza y complejidad.
Villarín: 1 hectárea de viñedo con 92 años de antigüedad, situada en una ladera orientada al este, con suelos franco-arenosos sobre cuarcitas y pizarras.
Fontairo: la mayor parcela, con 2,5 hectáreas de viñedo de 75 años, localizada en una ladera orientada al oeste, con suelos franco-arcillosos sobre pizarra.
Valdesacia: una joya de 0,4 hectáreas con cepas centenarias de 112 años, en una ladera orientada al norte y suelos de cuarcita, donde se obtiene uva de excepcional calidad.
El viñedo tiene una densidad de plantación de 4.400 cepas por hectárea, cultivadas en vaso tradicional y con un marco de 1,5 x 1,5 metros. Las cepas, con edades comprendidas entre 75 y 112 años, incluyen las variedades Mencía y Palomino Fino, que juntas forman parte del legado vitícola de El Bierzo.
La filosofía de Akilia se basa en el máximo respeto por la viña y su entorno. Para ello, la vendimia se realiza de forma manual y en cajas, evitando la sobremaduración de la uva y buscando grados alcohólicos moderados, con vinos frescos, elegantes y fieles a su origen.
Cada parcela se vinifica por separado para mantener su identidad, utilizando depósitos de hormigón con temperatura controlada durante todo el proceso de fermentación alcohólica. En bodega, Mario apuesta por una mínima intervención, evitando sobreextracciones y técnicas que puedan enmascarar la pureza de la fruta y la expresión del terruño.
Su proyecto honra la historia vitivinícola del Bierzo, recuperando viñedos olvidados y preservando variedades autóctonas que forman parte de la cultura de la región. Cada vino que elabora Mario Rovira es un homenaje a estas tierras y a quienes, generación tras generación, las han cultivado. El resultado son vinos frescos, equilibrados y llenos de identidad, que reflejan la riqueza de los suelos y la magia de las laderas bercianas, transmitiendo en cada copa la esencia de un paisaje único y la visión de un elaborador profundamente comprometido con su origen.
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