BODEGAS GARCÍA DE LARA, LEGADO FAMILIAR CONVERTIDO EN VINO

El proyecto vio la luz en 2017, impulsado por la familia García de Lara, una saga con profundas raíces vitivinícolas. Está ubicado en el pueblo de Villarrubia de Santiago, en la provincia de Toledo, una zona con una larga tradición ligada al cultivo de la vid y la elaboración de vino.

La familia posee viñedos en propiedad desde hace más de un siglo, transmitidos de generación en generación. Durante años, estas tierras fueron cuidadas con esmero por sus antepasados —padres, abuelos y bisabuelos—, quienes dedicaron su vida al trabajo en la viña, conservando un patrimonio vitícola que forma parte de la identidad familiar y de la historia del municipio.

En 2017, los García de Lara decidieron recuperar la tradición bodeguera de sus ancestros, dando un paso más allá en su legado y cumpliendo un sueño largamente anhelado: elaborar vinos en su propia bodega familiar. Este proyecto representa mucho más que una actividad empresarial; es una apuesta por la cultura del vino, la preservación de la memoria histórica y el respeto por la tierra que han trabajado durante generaciones.

Su filosofía se basa en honrar el viñedo como origen de todo gran vino, practicando una viticultura sostenible que busca mantener el equilibrio natural del entorno. Con uvas procedentes exclusivamente de sus propios viñedos, elaboran vinos que expresan de forma auténtica el carácter del terruño, reflejando la riqueza de los suelos toledanos y la influencia del clima de la zona.

Hoy, este proyecto se erige como un símbolo de continuidad y pasión, donde tradición y modernidad se encuentran. Cada botella cuenta una historia: la de una familia que, tras más de cien años de vínculo con la tierra, ha decidido compartir con el mundo el fruto de su esfuerzo y dedicación. Su objetivo es claro: crear vinos con alma, identidad y calidad, que transmitan la esencia de Villarrubia de Santiago y la herencia de quienes, generación tras generación, han mantenido vivo el legado vitivinícola familiar.