ESTAMOS EN NUESTRO 20 ANIVERSARIO
SOTOMANRIQUE VID Y CULTURA

En lo alto de las montañas de Cebreros, resistiendo el paso del tiempo y la fiebre de lo rentable, aún subsisten viñas viejas de Garnacha y Albillo Real. Fue este tesoro olvidado el que hizo latir el corazón de Soto Manrique – Vid y Cultura, un proyecto iniciado por Jesús Soto en 2012 tras décadas de experiencia en el mundo del vino. Con una sensibilidad única, se propuso rescatar esas cepas centenarias, plantadas entre granito y pizarra a más de 650 metros de altitud, y darles una vida nueva a través de vinos que hablen desde la raíz, con pureza y verdad, no desde lo convencional.
La filosofía que sostiene el proyecto está anclada en la pasión por el terruño y el viñedo como fuente de narrativa. Cada parcela se trata con esmero, sus uvas se seleccionan con precisión durante vendimias manuales, y las fermentaciones son espontáneas y cuidadas, muchas veces en depósitos de hormigón o tinas de madera de gran volumen. Cremas con crianza en foudre aportan textura y finura a las elaboraciones, mientras que el uso orgánico del suelo y técnicas sensibles garantizan que cada botella conserve frescura, tensión y el alma del paisaje.
Las etiquetas de Soto Manrique llevan nombres como La Viña de Ayer, Las Violetas, Naranjas Azules o La Cruz Verde, cada una una declaración poética del paisaje de Gredos. Son vinos que combinan elegancia y autenticidad, con aromas que evocan fragancias de matorral y flor, una mineralidad clara y una frescura vivaz que engancha desde la primera nota. No son vinos para presumir, sino para sentir, para compartir y para entender el origen de una viticultura distinta: humilde, consciente y profundamente conectada con la tierra.