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ESTAMOS EN NUESTRO 20 ANIVERSARIO

RIM

En Rabós d’Empordà, Jordi Esteve encarna la figura del viticultor-filósofo que regresa a lo esencial. Lejos del refugio urbano, se dedicó a cultivar memoria, conocimiento y vida en el pequeño pueblo donde sus ancestros dejaron huella. Entre los esfuerzos por revivir la comunidad local —recuperar viñedos abandonados, revivir el único bar, rescatar técnicas tradicionales, fomentar el tejido social— germinó su verdadero proyecto: RIM. Vins i Vinyes. Los viñedos que hoy cultiva, muchos de ellos de edad avanzada y sobre suelos pizarrosos, son testigos mudos de lo que fue y lo que puede volver a ser.
En el campo y la bodega, su forma de trabajar revela una honestidad sin ataduras. La viticultura es ecológica, con mínima intervención, vendimia manual y fermentaciones con levaduras salvajes. Jordi suele definir su rol como el de un facilitador: “No invento nada, solo escucho y transformo la materia en fermentación.” Cada vino —rojos de Cariñena o Garnacha, rosados, blancos o naranjas hechos con Garnacha Gris o Macabeo, incluso espumosos— está elaborada con una mirada humilde y directa hacia el terroir, con estructuras delicadas, texturas vibrantes y pureza cruda.
Los vinos de RIM son retratos del paisaje empordanés: rotundos, sinceros, con capas de piedra, viento, sol y humanidad. Cuyos nombres, como Jan, son homenaje a quienes guardaron el conocimiento de esa tierra; cuyas vinificaciones son memorias líquidas de historias contadas por abuelos, labores agrícolas y puestas de sol. Cada sorbo conecta con la fragilidad y la fuerza del abrazo entre hombre y viña, en un territorio donde lo salvaje y lo vivible se encuentran sin remilgo.

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